REPERCUSIONES DE LA RENUNCIA DEL PAPA EN LOS MEDIOS
Emilce Cuda
“Los convoqué a este Consistorio […] para comunicarles una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia”. ¿Qué comunica a la opinión pública el gesto de la renuncia? De acuerdo a un relevamiento mediático, por un lado -y en concordancia con el film de Moretti “Habemus Papam” , que parece confirmar la sentencia de Oscar Wilde cuando dice que “La vida imita al arte y no al revés”-, comunica el temple de un octogenario ante la falta de fuerzas. Por otro lado, la imagen de un pontífice subiendo al cielo en helicóptero, comunica el agotamiento de un sistema y anuncia el cambio. ¿Impotencia o de poder de negación? ¿Cómo los medios producen y reproducen la opinión pública?
La primera respuesta fue reivindicadora y creativa: el l 11 de febrero El Mundo de España publica “Se va el barrendero de Dios tras limpiar la Iglesia de la lacra de la pederastia y de las manzanas podridas del clero”; Berkenbrock, ese día en su blog, excusa el gesto diciendo que no renuncia al pontificado sino del obispado de Roma; y el diario argentino La Nación, al día siguiente, “La renuncia de Benedicto XVI no es un abandono por cansancio, ni la fuga de un boxeador que se baja del ring. […] Signa el fin de la tradición del papado de por vida, y se convierte en un ejemplo […]”.
Luego comienzan las críticas: El País de España, el 14 de enero, publica el prólogo de Tamayo a Kung, presentando a Ratzinger como “sumiso al magisterio eclesiástico”, destacando que uno de los males de la Iglesia es “su sistema romano de dominación”; ese mismo día, el diario Clarín de Argentina habla de “inaudita ruptura con la tradición de que un papa gobierna para siempre y que ‘no desciende de la cruz’ sino muerto […] ha sido desgastado hasta el hartazgo por la lucha de facciones conservadoras y ultramontanas en el Vaticano”; en el blog de Boff, el día 15, se publica una entrevista donde dice que “Necesitamos otro perfil de papa más pastor que profesor, no un hombre de la Iglesia-institución sino un representante de Jesús”.
Finalmente aparece la palabra autorizada de la academia: UniNomade de Italia, el 16 de febrero, publica a Negry , quien considera que otra “abdicación, mucho más profunda, ya había ocurrido hace rato, bajo Juan Pablo II, cuando […] se acabó con la apertura a los pobres […] y el compromiso con una iglesia renovada. […] ¿Tratarán de enmascarar el problema promoviendo a un africano, o a un filipino, al papado?”; Point.fr de Francia publica el 12 de febrero a Miller, donde el lacaniano sostiene que la “capitulación personal en el campo de batalla es mal visto por la tropa. […] Benedicto XVI hizo como la Reina Beatriz […]. Pero esto no es lo que se espera de un Papa!”; la revista italiana MicroMega, el 16 de febrero, publica a Agamben: “La decisión de Benedicto XVI debe ser considerada cuidadosamente por cualquier persona que se preocupa por el destino político de la humanidad […] atrae fuertemente la atención sobre los dos principios básicos de nuestra tradición ética y política […]: la legitimidad y la legalidad. […] una crisis que afecta a la legitimidad, no puede resolverse únicamente en el plano del derecho. [Por eso] se retiró con su gesto que cuestionó el sentido mismo de este título. […] Benedicto XVI ha optado por utilizar sólo la potencia espiritual, la única manera que parecía posible.”
Comienza cálculo estratégico y afloran sentimientos nacionalistas por ver un papa de bandera en el vaticano, pero las viejas cuestiones Iglesia-Estado reaparecen para desacreditar a los cardenales papables: el 16 de febrero La Nación muestra las divisiones en Argentina reanimando las versiones de colaboración de la jerarquía con la última dictadura militar; dos días después Página/12 refresca la distancia entre el gobierno de Dilma y la jerarquía en Brasil, debido al llamado del Papa a votar contra la candidata; Clarín del 3 de marzo, enumera factores determinantes que no incluyen al Espíritu Santo, como el porcentaje de cardenales, la coyuntura política internacional, o el sostenimiento económico de la Santa Sede –resultando así papables los italianos, los norteamericanos y los alemanes respectivamente-; en cambio, El Universal de México del día anterior, promocionó al cardenal hondureño Maradiaga por sus virtudes morales.
Por último las notas de color: Clarín, el 28 de febrero, promociona la “Gran barata de souvenirs de Benedicto XVI: Los comerciantes están liquidando […] a Ratzinger”; El Universal del 2 de marzo detecta una campaña electoral diciendo que “Aseguran que pósters fueron colocados -en las calles de Roma- por seguidores del cardenal Peter Turkson”.
Implications of the Resignation of the Pope in the Media
“I called you to this Consistory […] to announce a decision of great import for the life of the Church.” What does the gesture of the resignation communicate to public opinion? On the one hand, according to a media survey, and agreeing with Moretti’s film “Habemus Papam”, which seems to confirm the judgment of Oscar Wilde when he says that “Life imitates art and not vice versa” – it conveys the attitude of an octogenarian in the absence of strength. On the other hand, the image of a pontiff ascending by helicopter to heaven conveys the near end of a system and announces change. Impotence or the power of denial? How does the media produce and reproduce public opinion?
The first response was vindicating and creative: on February 11th El Mundo from Spain published “Gone is God’s sweeper after cleaning the Church of the scourge of pedophilia and the rotten apples in the clergy”; on that same day Berkenbrock writes on his blog, excusing the gesture as a renunciation not to the papacy but only to the bishopric of Rome. On the next day Argentine newspaper La Nacion, suggests “Benedict XVI’s resignation is not an abandonment by fatigue, or the escape of a boxer who gets off the ring. […] It marks the end of the tradition of the papacy for life, and becomes an example […].”
The critiques also begin: on January 14, La Nación of Spain publishes the prologue by Tamayo in Kung, which introduces Ratzinger as “submissive to the magisterium,” noting that one of the evils of the Church is “the Roman system of domination”. On that same day, the Argentine daily, Clarin, speaks of “an unprecedented break with tradition that assumes a pope governs forever and ‘does not descend from the cross’ unless dead […] he has been worn to exhaustion by the conservative and Ultra-Montanist faction in the Vatican”. Boff’s blog, on the 15th, published an interview where he states that “We need a different profile of the pope that is more pastor than professor, not a man of the institutional Church, but a representative of Jesus.”
Finally, on February 16, we get word from the authorized academy: UniNomade from Italy publishes Negry, who believes that another “abdication, much deeper, had already taken place a while back, under John Paul II, when […] openness toward the poor and commitment to a renewed church ended. Will they try to mask the problem by promoting an African, or a Filipino to the papacy?” On February 12 Point.fr from France published Miller. This Lacanian argues that” personal surrender in the battlefield is frowned upon by the troops. […] Benedict XVI has done as Queen Beatrix […]. But this is not what is expected of a Pope!” On February 16, Italian “MicroMega magazine publishes Agamben: “Benedict XVI’s decision must be carefully considered by anyone who cares about the political fate of humanity […] it strongly attracts attention to two basic principles of our ethical and political tradition […]: legitimacy and legality. […] A crisis in legitimacy can not be solved only in terms of law. [Therefore] he retired with a gesture that questioned the very meaning of this title. […] Benedict XVI has chosen to use only spiritual power, the only way that seemed possible.”
Strategic calculations begin while nationalist feelings emerge to see a real pope in the Vatican, but the old church-state issues reappear to discredit papabile Cardinals: on February 16, La Nación shows the divisions in Argentina reviving narratives of the hierarchical cooperation with the military dictatorship, two days after Página/12 reminds us of the distance between Dilma’s government and the hierarchy in Brazil due to the Pope’s call to vote against her candidacy; on March 3 Clarín lists determining factors that do not include the Holy Spirit, such as the percentage of cardinals, the international political climate, or the financial support of the Holy See – thereby grading as papabile the Italians, Americans and Germans respectively; whereas on the previous day, Mexico’s El Universal promoted Honduran Cardinal Maradiaga based on his moral virtues.
Lastly, notes that are more “off” color: on February 28, Clarin promotes the “Great cheap souvenirs of Benedict XVI: The merchants are selling […] Ratzinger.” On March 2 The Universal identifies a political campaign, claiming that “posters were placed-in the streets of Rome by fans of Cardinal Peter Turkson”.